Pero hoy, cuatro hombres con sus brazos cruzados en su espalda, sin el brío y la guasa de antaño, de semblante serio y preocupado.
Pleno invierno y telas de verano, de otros años, de otra vida.
Pero ellos siguen viendo en su imaginación una tienda llena, como si el trabajo les desbordara no se acercan para aconsejarme, no me preguntan.
Sólo hablan de que todos los sitios están igual, que todas las tiendas están vacías ...
Quizás sea verdad eso de que mal de muchos, consuelo de tontos
La foto la eché en mi ciudad natal, Jerez de la Frontera, donde escribí lo que me pasó minutos antes en la tienda fantasma.
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